Que las cosas no están saliendo como las teníamos planeadas no es ningún secreto. No es nos vayan mal, no es que nos falte para comer... pero no es como lo teníamos planeado.
Y yo, que soy la niña de los planes, toque fondo mas o menos hace un mes (el mismo tiempo que no escribo). A pesar de que me encanta esta ciudad, a pesar de que Marcus tiene un buen trabajo, a pesar de que empezamos a tener vida social aquí y ya tenemos bastante amigos... no es suficiente para mí.
Cierto es que hablar con mi madre y mis tíos me ayuda. No hablamos todo
lo que a mi me gustaría, pero el cambio de hora es un impedimento. Lo
mismo pasa con amigos de España y UK.. prácticamente imposible...
Atrás queda el recuerdo de independencia, de tener mi propio trabajo, de tener que usar tu cerebro para algo mas que las lavadoras, la plancha, el niño, las vacunas, papeleo del consulado, la búsqueda de trabajo y la búsqueda de casa. Me encontraba estancada personal y profesionalmente.
Atrás queda esa ilusión de ir a ver a la familia en Julio. Y es que, cuando no puede ser, no puede ser.
Así que hace un mes decidimos cambiar. No es un cambio muy profundo y me repercute mas a mi que a Marcus... y, por supuesto, me deja el tiempo libre justo para no pensar, para seguir tirando del carro hasta que tiempos mejores lleguen.
De momento, la cosa va mejorando, pero está lejos de ser perfecta. Así que una vez mas.. solo me queda tener paciencia. Un poco mas de paciencia.
